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Continue reading →: Adiós<Te veo en todas partes> dijiste.<¿Y espárrago?>Creo que he memorizado como suena tu voz.Pero me hablas después de la espera y es como escucharla por primera vez.Digo tu nombre y creo que no ha habido una palabra más dulce.<¿Me quieres?> pregunto.Sé cuál es la respuesta, siempre la he sabido.Pero es mejor cuando…
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Continue reading →: 16 segundos16 segundos me toma pensar en ti cada mañana. Por 16 segundos soy libre, por 16 segundos soy yo otra vez. Pero cuando finalmente acaban, tu recuerdo, o el recuerdo de tu recuerdo, invade cada minúscula parte de mi vida. Ahora escribo para otros, me parece lo más justo, porque…
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Continue reading →: Salomón y EydileggingunParte IV El interior del palacio era, tal cual el centro de la ciudad, una ramificación laberíntica. El salón principal, de altas paredes y lleno de tapicería, se abría paso a por lo menos una docena de caminos diferentes. La guardia los condujo hacia el fondo de la galería donde…
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Continue reading →: Salomón y EydileggingunParte III El viaje duró tres días, lo que les duró el alimento. Y una vez llegaron a la capital del conflicto los días en los que la noche se cubría de estrellas quedaron atrás. Demasiados edificios para poder ver el firmamento, demasiada gente para poder escuchar la oscuridad de…
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Continue reading →: Salomón y EydileggingunParte II El consejo lo arrojó al exterior antes de que amaneciera. El frio era crudo y astringente, y la luna se escondía tras de un mar de nubes. Mientras que en el día el desierto se iluminaba, por la noche lo colores se hacían grisáceos y el camino parecía cada vez…
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Continue reading →: Salomón y EydileggingunParte 1 El resplandor de las luces en el templo principal solía marearlo de vez en cuando. La voz de Eydileggingun se le metía por los oídos y se le pegaba a los huesos de una manera imposible de remover. El dios tenía la cualidad de retumbar violentamente en la cabeza de aquellos que él juzgase como dignos pero…
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Continue reading →: UthkodRecuerdo el primer día que la vi. Estaba ella en medio de una procesión, con el velo sobre el rostro y el vestido arrastrándose por el suelo arenoso de la calle principal del pueblo. Tenía yo nueve años y aunque había escuchado a mi madre decir su nombre hasta el cansancio…
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Isabella Cangemi 