La nostalgia llega en medio de la nada.
Se instala dentro de versos conocidos,
Y entre recuerdos de papel.
Se te mete bajo la piel, con gracia y sin reparo.
Te hace creer que tal vez,
Y solo tal vez,
Nada ha acabado.
Se te escurre entre las manos,
De repente,
Con la mirada de un extraño.
La nostalgia es sigilosa, sutil, perseverante.
Te espera entre los rosedales hasta que la tormenta ha terminado.
Aprovecha la sonrisa de los desconocidos,
Y el perfume de algún transeúnte desafortunado.
La nostalgia te encuentra a las 3 de la tarde,
O a las 3 de la madrugada.
Y una vez que llega,
No sabes cómo despedirte de ella.
Te supura por la piel,
Y te persigue en los días malos.
Crece como las margaritas en primavera,
Y se fortalece en el invierno de los girasoles.
No conoce de estaciones,
Ni de calendarios.
.
.
.
.
Y te preguntas…
¿Habrá algún día en el que podrás vivir sin extrañar un nombre, una voz o un recuerdo?
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